Este es el futuro que según los adultos le esperan a los jóvenes de hoy en día: botellón, alcohol, drogas... Un futuro lleno de faltas de respeto hacia los demás y el medio, lleno de incompetentes incultos que no se interesan por nada más que por sí mismos y si a caso por sus familiares mas allegados (aunque eso en casos muy especiales). En definitiva mucha gente hoy en día piensa que los jóvenes no tenemos futuro.
Sin embargo, nosotros proponemos otra forma de mirarlo. Aunque sería absurdo no reconocer que la mayoría de los jóvenes sale los fines de semana a hacer botellón, no implica ni que éstos mismos jóvenes no sean capaces de hacer nada por los demás ni que todos los jóvenes sean así.
En un botellón o en una fiesta los jóvenes se reúnen, generalmente beben alcohol, fuman y por regla general suelen hacer estupideces. Pero nosotras nos hemos propuesto trasponer ese grupo de jóvenes a otra actividad. En realidad cualquier actividad relacionada con el servicio a los demás podría valer. Hay muchísimas personas y entre ellas muchísimos jóvenes que se dedican a ayudar a los que les rodean. Ya sea a una persona allegada (lo cual es mas común) o a un grupo de personas que lo necesiten como puede ser en una residencia para mayores, en un hospital, en un colegio, etc.
Estas actividades la mayoría de las veces están relacionadas con el ámbito de la fe. Muchas ONG creadas por la Iglesia como Cáritas están dedicadas a ayudar a las personas que lo necesitan. En ella hay un gran número de jóvenes que se esfuerzan por hacer del mundo un lugar mejor e intentar hacer la vida de otros un poco más fácil.
Otro ejemplo bastante claro y actual es, por ejemplo, el numeroso grupo de creyentes que se reunieron este verano para asistir a las JMJ en Madrid. Se trataba de un encuentro para que los jóvenes se relacionaran entre sí y compartieran su fe, sin ninguna necesidad de ingerir cualquier bebida alcohólica.
La cuestión que queremos plantear es... ¿Nos conviene a los jóvenes dar esa impresión de no merecer la pena? Porque realmente es tener ganas de que no nos tomen en serio.
Sabemos que mediante la fe se adquiere una mayor conciencia del prójimo y que es más fácil darse cuenta de todo lo que se puede hacer por los demás. Pero aunque no tuviéramos fe, todos deberíamos implicarnos más con el mundo.
Asi que, al igual que demostramos al mundo que sabemos divertirnos, también debemos demostrar que nos preocupamos por los demás.
